Comenzó en Vaticano el Cónclave de 2025 para elegir al sucesor del Papa Francisco. Participan 133 cardenales y ya fueron cerradas las puertas del sector de la Santa Sede en donde se encuentra la Capilla Sixtina, lugar de votación.
La ciudad-estado se blinda y se ultiman los preparativos para acoger este acontecimiento histórico tan importante para la Iglesia Católica.
Una vez anunciado el extra omnes, las puertas quedaron selladas y en el exterior solamente se sabrá quién es el nuevo papa a través de la fumata que varias veces al día indicará si el resultado de las votaciones ha llegado a un acuerdo.
Para llevar a cabo todo este secretismo absoluto, se han tomado una serie de medidas que impedirán que se filtre cualquier información: el Cónclave debe ser totalmente confidencial, tal y como marca la tradición, hoy con la complejidad de nuevos equipos técnicos que impiden el ingreso de drones o escucha a distancia de lo debatido dentro de este espacio.
Desde las 15 hs de hoy el Vaticano quedará incomunicado: a partir de esa hora, se apagarán todas las señales de telecomunicaciones móviles y de radio en todo el territorio.
Además, con el objetivo de evitar que se produzcan filtraciones, los cardenales deberán entregar sus móviles y todos los dispositivos de comunicación que tengan a los funcionarios de la gendarmería. Estos no serán devueltos hasta que el mundo no tenga un nuevo Papa.
Para reforzar el aislamiento, se han instalado inhibidores de frecuencia tanto en la Capilla Sixtina como en la Casa Santa Marta y el Colegio Etíope, donde se alojarán los cardenales. No solo eso, sino que también se utilizarán compartimentos especiales, puertas provisionales y cierre de ventanas.
Las cámaras de seguridad y los sensores serán apagadas. Esto, junto con la verificación de que en el interior de los edificios no ha quedado ningún instrumento que pueda grabar, demuestran todo el protocolo que hay empleado para garantizar el secretismo absoluto durante el CONCLAVE (significa "con llave").