A la tarde, y con la amenaza de lluvias disipada, se casaron Horacio Rodríguez Larreta y Milagros Maylin en una ceremonia privada, de la que solo participaron los más íntimos, con un mitin posterior para celebrar esta nueva unión. La fiesta será el sábado en Cardales, con la presencia de algunos dirigentes políticos. Todos fueron invitados por sus vínculos de amistad con los recién casados y su asistencia, si bien en algunos casos pueden generar suspicacias, estará ligada a esa relación.
Sin hacer demasiados movimientos, el ex candidato presidencial del PRO no desapareció de la discusión pública. Su exposición es, por obvias razones, mucho menor pero algunas variables de la actualidad lo convierten en una persona bien recordada por parte de la sociedad, aunque la polarización se hace notar.
Cada tanto, Javier Milei le dedica algunos insultos en las redes sociales sin que Larreta haga nada para merecerlos pero, por ellos, gana protagonismo y queda dentro de un ring poco ocupado. No todos confrontan con el presidente ni son elegidos por él para establecer la discusión. En materia de relato público, le sirve.
Lo mismo pasó con su “carta abierta” al jefe de Estado para criticar el uso del lenguaje, puntualmente las múltiples agresiones propinadas desde su cuenta de X. Si bien sus intervenciones no buscan generar algún sentimiento en el gobierno o en la gente, sino que sólo persiguen el objetivo de pronunciarse sobre un tema que a él le importa, logró molestar a la Casa Rosada.
No sólo recibió ataques de los trolls de Santiago Caputo, sino que estuvo presente en la conferencia de prensa de Manuel Adorni, que lo minimizó pero lo puso como sujeto de confrontación. “Resulta intrascendente el análisis que pueda hacer”, dijo y cumplió un objetivo de Larreta, tocar la fibra sensible del gobierno.
La gestión que supo manejar en la Ciudad de Buenos Aires, ocho años como jefe de Gabinete de Mauricio Macri y el mismo tiempo como jefe de Gobierno, también lo dejó bien ubicado en el recuerdo de los porteños.
Larreta supo manejar un método que, además, se pudo complementar con una economía nacional menos ajustada que la actual. Ese método quedó extraviado en el último tiempo y, combinado con las consecuencias del recorte mileísta, profundizó las críticas de los capitalinos, convirtiéndose, sin pensarlo, en la mejor campaña para Horacio.
En silencio, el ex jefe de Gobierno camina las calles de la Ciudad, toma cafés en las esquinas y conversa con la gente. No hace fotos ni alarde de esas recorridas pero suele recibir saludos de aquellos que lo extrañan e, incluso, le piden que vuelva.
En su futuro inmediato piensa en una banca en el Senado por la Ciudad. Sin embargo, la fragmentación porteña puede jugar una mala pasada. En la CABA, La Libertad Avanza podría presentar sus propios candidatos en acuerdo o enfrentado con el PRO. Entre los dos, cosecharían alrededor de 45 puntos (25 para los libertarios y 20 para los macristas).
Algunas encuestas de los últimos meses midieron la imagen del ex presidenciable. Según Pulso Research, en noviembre, mostró un balance negativo del 29% en su imagen, siendo uno de los más criticados con un 68% de negatividad. Opinaia, para el mismo mes, mostró un número similar. El análisis fue compartido por estudios de D'Alessio IROL – Berensztein y CB Consultora. No es algo que le quite el sueño.