La agrupación "Escalandrum" dirigida por Pipi Piazzolla hizo vibrar al público con su propuesta “Piazzolla ’74” en el Festival Internacional de Música de Bariloche.
"Si damos por cierto eso de que Gardel “cada día canta mejor”, tras el paso de Escalandrum por el escenario del Teatro La Baita, del FIMBA 2025 este sábado 27 de septiembre, habrá que concluir que, definitivamente, por arte y gracia del sexteto liderado por su nieto, Piazzolla suena cada día mejor." dijeron las reseñas periodísticas.
"A cuatro años de su paso anterior por el festival, junto a Elena Roger, los flamantes ganadores del Premio Konex de Platino a Mejor Grupo de Jazz de la década demostraron en la fría tarde/noche de la cuarta jornada del encuentro organizado por el Gobierno de la provincia de Río Negro que, en su interpretación, la evolución de la música del genial compositor marplatense pareciera no tener límites.
Con Piazzolla ’74, el espectáculo que diseñó por iniciativa del Teatro Colón para celebrar los 50 años de la edición de los álbumes Libertango y Reunión cumbre, como marco de referencia, durante casi 90 minutos el equipo capitaneado por “Pipi” Piazzolla desplegó un notable juego musical que prologó con una composición propia, para luego encarar una lista de temas imbatible.
Cité tango, esa pieza que para no pocos convoca la imagen de Los simuladores caminando bajo la lluvia, Deux Xango, Reminiscencia, Cierra los ojos y escucha (¿o será que Ástor acentuaría hoy “cerrá los ojos y escuchá”?), Años de soledad… Por cierto, resulta un tanto odioso sostener que alguien podría “mejorar” semejante repertorio.
Pero sin duda alguna Escalandrum logra que esas músicas compuestas medio siglo atrás hoy suenen como si hubieran sido creadas hace un par de días. Y en algunos casos, parafraseando al Johnny al que Julio Cortázar dio vida en El perseguidor, mañana.
Con Gustavo Musso disparando solos al más allá a través de sus saxos alto o soprano, Nico Guerschberg combinando en su teclado aires de psicodelia retro con pasajes pianísticos de belleza inaudita y Martín Pantyrer explorando sonoridades imposibles en las profundidades de ese instrumento fantástico que es el clarinete bajo.
Con Damián Fogiel ampliando una y otra vez la expresividad del saxo tenor, Mariano Sívori respaldando con su contrabajo la estructura rítmica y armónica del team y Piazzolla creando texturas rítmicas desde su batería con una riqueza de recursos técnicos que abruma, Escalandrum puso de pie una y otra vez al público que llenó la sala, donde seguramente quedarán resonando durante un largo tiempo los ecos de la obra del gran Ástor y de las ovaciones que se repitieron a lo largo de cada presentación, coronadas con un “sprint final” integrado por Escualo, Adiós Nonino y Libertango."