29 AÑOS SIN JORGE DONN: CONQUISTAR EL VACÍO

Posteado el 30/11/2021

Con tan sólo 7 años ingresó a la Escuela de Danzas del Teatro Colon un año antes de los 8 reglamentarios, y  durante los siguientes diez años, estaría diariamente aprendiendo de Aída Mastrazzi,  Jorge Tomín, Michel Borowsky, María Ruanova y ampliando sus conocimientos en danza moderna,  entonces muy mal vista en el Colón- con Renate Schottelius.

Jorge Donn fue un adelantado, un poético, un vanguardista sin ese título. Empecinado en hablar sólo del futuro entendió que sus búsquedas excedían las formas y emigró a los 16 años de Argentina cuando recibía la Mención de Honor del Colón.

En 1963 iba a cambiar su vida, ya que Maurice Béjart vino por primera vez a la Argentina con su compañía Ballet del Siglo XX. "Tome una clase con él: y me dijo que tenía condiciones, pero que no podía ofrecerme un lugar en su elenco. No me convencí.  Un  amigo  me  dio el dinero para el pasaje y me fui a Bruselas, sede de la compañía" dijo Donn.

Ya en el ballet de Bejart, Donn protagonizaba Romeo y Julieta.

En 1967 era el primer bailarín de Béjart, quién compuso más de treinta obras para el: Bhakti (1968), Nijinski, clown de Dios (1971), Golestan: el jardín de las rosas (1973), Lo que el amor me dice (1974), Nuestro Fausto (1975), Leda (1978), Adagietto (1981) y otras. Jorge Donn fue la estrella de ballets como Novena Sinfonía (1964) , creaciones a las que siguieron Messe pour le Temps Present; Baudelaire, Nijinsky; Le Marteau sans Mairre; Notre Faust; Les illuminations; Vie el Mort d'une maríonerte humaine; Dionysous; Les Concuous; Malroux y su última labor para La Compañía del Sig!o XX, Dibouk, en 1988. 

Formando parte del grupo de Béjart, en 1976, fue invitado por George Balanchine a bailar como primera figura del New York City Ballet.En ese año, ya Béjart lo había ascendido a codirector artístico, y en 1979 lo presentaba como su bailarín estrella.Paradójicamente sus compatriotas argentino solo llegarían a valorarle y apreciarle popularmente por una película: Los unos y los otros, de Claude Lelouch.

Con ese filme difundiría  por todo el mundo su versión del Bolero de Ravel que había estrenado en 1979.

El Teatro Colón no se lo perdonó: en 1985, cuando volvió con un grupo reducido de primeras figuras, el argentino debió producir él mismo sus presentaciones.

Su figura brillo en todos los escenarios, desde el Teatro Real de la Moneda a los Jardines de Boboli; desde el Teatro Colón al Festival de Baalbeck; desde la Opera de Paris hasta el Bolshoi de Moscu. A veces como partenaire de Maia Plissetskaia en su creación de "Leda"; de Ekaterina Maximova en "Romeo y Julieta, de Natalia Makarova en el "Mefisto

En 1987, cuando la Compañía de Bejart (el Ballet del Siglo XX)  se trasladó a Lausana, Donn se radicó en esa ciudad suiza, y comenzó a dedicarse a la docencia y a tratar de separarse profesionalmente de su maestro. Béjart justificaba la separación de su primer bailarín, diciendo que "Donn necesitaba independencia''. Pero maestro y discípulo nunca pudieron separarse, En 1990 ya enfermo, fue una vez más el cuerpo del creador belga en "Nijinsky, clown de Dios", junto a Cípe Lìncovsky. Y en una gira mundial comenzaba su despedida artística y también humana.

Un día como hoy, 30 de noviembre en 1992 Jorge Donn fallecía en Lausana dejando su huella eterna que hasta Borges supo reflejar en un texto para el:

"Un hombre que baila,
un hombre que esconde un exámetro,
un hombre que traza una forma,
o que ordena un acorde,
está salvándose,
y está salvando a todos los otros"