CORONAVIRUS: EL PROBLEMA NO ES EL VERANO, SON LOS TRANSPORTES PUBLICOS

Posteado el 14/11/2020

Las flexibilizaciones a la cuarentena ya son ley, la circulación interdistrital se va ampliando, el turismo de países limítrofes (incluso Brasil con 6 millones de infectados) se abrirá en AMBA para tours de compras preferentemente y las vacaciones estarán habilitadas para no dar la estocada de muerte económica a miles de empresarios.

Ahora bien, mientras los medios de transporte público ya dan cuenta de la falta de frecuencias (por personal con licencia por cuadros de salud) y la saturación de sus formaciones y unidades. Colectivos, Subtes y Trenes distan muchísimo del relato elevado por autoridades de la Ciudad, la Provincia y la Nación.

El Ministro de Salud de la Nación, Ginés González García declaró en TN que le tiene miedo al "verano" por la posibilidad de un rebrote epidémico tan complicado como el que está viviendo Europa ahora. Nicolás Kreplak dijo ayer en FM Folkórica que la curva de descenso de casos se está achatando y si la tendencia continúa tendrían que dar marcha atrás en las flexibilizaciones. Mientras tanto los casos nacionales no bajan de 10.000 por día.

¿Qué cambió para habilitan tanta distención en medio de la Pandemia? La respuesta es una: La agonía económica, el derrumbe de empresas que ya venían de rodillas luego del gobierno de Macri, la caída de empleo formal (licencias y pagos menores de sueldo) y el colapso de la actividad turística del país. 

Claramente el problema NO es el VERANO. El problema es que la Pandemia desnuda todas nuestras falencias y debilidades. No hay espalda económica para seguir sosteniendo a la gente en sus hogares, los empleadores que fueron habilitados NO pagan en su mayoría los transportes privados a sus empleados y los obligan a viajar en medios de transporte público (aún no siendo esenciales). Transportes Públicos donde los controles desaparecieron atendiendo a la demanda lógica de los laburantes por llegar a sus trabajos pese a todo. 

El problema no es un VERANO donde unos pocos podrán tomarse la posibilidad de un viaje de descanso y seguramente la demanda interna aumentará por aquellos que ni soñando se tomarían un avión para correr el riesgo de enfermarse en otro país, aún teniendo la posibilidad económica de hacerlo.

Mientras se espera "desesperadamente" una vacuna que intente frenar los contagios, la cuenta regresiva empuja a las autoridades a formar voluntarios para los dispositivos de vacunación complejos necesarios para el momento en que la Sputnik, o la de Pfizer o la China o la de Oxford toque tierra argentina.

Mientras tanto la delegación de la responsabilidad absoluta de nuestro cuidado queda en nuestros hombros. Claró está que para quienes tienen que tomar transporte público, la odisea se hace muy compleja y las posibilidades de cuidado se achican astronómicamente.